Apple usa su poder para poner a raya a Facebook y Google

Si alguna vez existía una duda de que Apple tiene un control rígido y total de todo lo que sucede en sus plataformas, ya debe estar claro de que ellos son la ley y el orden en iOS.

El martes pasado, gracias a un artículo de TechCrunch, nos enteramos de que Facebook estaba utilizando una app para monitorear el uso completo de que hacían unos usuarios, en sus teléfonos, bajo un programa en el que les remuneraban $20 dólares por el privilegio. La app llamada Facebook Research utilizaba el certificado empresarial y al ser ofrecida como descarga, por fuera del App Store, podía pasar desapercibida por Apple.

Este certificado empresarial es otorgado para que los desarrolladores puedan probar sus apps en ambientes reales, previo a hacerlas disponibles al público, para que puedan reducir el número de bugs.

Para Apple el distribuir apps con certificado empresarial a los usuarios es una violación a sus términos y por lo tanto le retiraron el certificado a Facebook, lo que produjo que sus apps internas dejaran de funcionar, incluyendo las que usan los empleados para coordinar su transporte desde y hacia las instalaciones de la empresa.

Facebook anunció que el programa bajo el que estaba funcionando Facebook Research fue sacado de operación, pero ya el daño estaba hecho.

¿Dónde entra Google? Pues, sucede que TechCrunch también descubrió que Google hacía lo mismo con su app Screenwise Meter, que «premiaba» a los usuarios por permitirles determinar su uso de datos y del dispositivo. A lo que Google se disculpó e inmediatamente terminó el programa, pero esto no evitó que Apple también les quitara el certificado.

Pocas horas después Google anunció que les habían reactivado el certificado, lo mismo pasó con Facebook, quienes a estas alturas no se han disculpado, más bien han justificado su programa de monitoreo y como funcionaba.

Apple, bajo sus reglas, ha hecho lo correcto, pero no deja de preocupar el poder que tienen sobre su plataforma, mientras Facebook, tiene tan arraigado el hecho de que su economía se basa en la información «privada» de sus usuarios, que no ven nada erroneo en utilizarla para sus fines.

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